Borja Torrent está enamorado de la vida, y lo está a conciencia, desde el convencimiento que sólo puede llegar a alcanzar quien ha vivido mucho, y no todo bueno. La vida, por encima de todo, es ilusión, color y sentimientos bellos, que siempre vencen a la tristeza y las tinieblas.
Borja me cuenta que en su obra quiere transmitir que la vida es alegre. Pero creo que no es consciente de que, además, despierta en el espectador sensaciones y sentimientos propios. Os aseguro que es sorprendente como sus cuadros te evocan experiencias propias (aquel momento de pasión, aquel paseo por el campo, esa sensación de que algo se escurre entre tus dedos…). Un auténtico “déjà vu”.
Sus creaciones muestran la representación abstracta de unas experiencias tan profundas que sólo la ausencia de formas y el protagonismo absoluto de los colores, vivos, limpios y brillantes, pueden expresarla.
La superposición de los colores para crear relieves y el efecto de la resina al secarse producen imágenes atractivas, que te atrapan y te invitan a la contemplación detallada en busca de los matices, los reflejos y la sutilidad del acabado. Es esa mirada profunda la que te lleva a encontrar en ellas tus propias experiencias, tus propios “reflejos”, muchas veces distintas a las que han inspirado al autor.
Además de Bellas Artes, estudió Químicas, lo que a la postre ha resultado ser el complemento perfecto para dominar el comportamiento del material con que trabaja (resina sintética epoxi).
Borja ha participado en numerosas exposiciones colectivas y ferias, y colabora con las galerías THE 2212 (Venecia) y Gallery Red (Mallorca). Actualmente y hasta el 12 de marzo, expone individualmente en Zona Incontrolable (Madrid), de donde son las fotos que os muestro. Y en el lujoso hotel Four Seasons de Madrid, en el Centro Canalejas (al lado de la Puerta del Sol), podéis contemplar un gran formato de 200×200 cms realmente imponente.