Para hablaros de la faceta artística de Gus Gracey tengo que hablaros de él, de la persona, porque Gus vive para y por el Arte.
Querido y reconocido por todos los que le rodean, educado, extraordinariamente trabajador, comprometido, sociable, caballeroso y generoso hasta decir basta, es ante todo un artista genuino pero nada convencional, que se guía por su capacidad creativa inagotable y brillante, el placer de crear y su convicción de que el arte existe para ser compartido.
Nacido en Lima (Perú), tras una exitosa vida desvinculada del mundo del arte decidió, hace ya algo más de 36 años, venir a España y dar rienda suelta a su pasión por la pintura y la escultura y hacer partícipes a todos de su trabajo. Y ello con todas las consecuencias: eso era lo que necesitaba (y necesita) hacer, y todo lo demás era y es secundario.
Esa concepción de vida y personalidad da origen a una obra de un carácter desbordante, cargada de reflexión y vivencias, con unos colores precisos y maravillosos y unos trazos firmes y contundentes que demuestran cómo el artista afronta su creación con la seguridad de que lo que hace es lo que quiere y necesita hacer. Aunque en sus series podemos apreciar una base impresionista, constituyen una corriente artística personal del autor: el “Arte de Peso” (FatArt).
Hablando con él en su estudio me cuenta que no persigue trascender, llegar a ser reconocido por todos como artista; eso, si tiene que llegar, llegará. Sólo quiere liberar su creatividad y contribuir con su trabajo al desarrollo del arte y la cultura y tener el reconocimiento y cariño de sus vecinos y colegas, y solo ha tenido que compartir conmigo una charla para conseguirlo. Gus es una persona “de verdad”, de las que dejan huella.
Podéis disfrutar de una muestra de su obra en su página web (www.gusgraceyart.com) Y unos de sus últimos trabajos es un mural que podéis ver en el Centro Saludtions (Corazón de María 54, Madrid). Y no dejéis de seguirle porque cada día os sorprenderá.