Las vanguardias artísticas a principios del siglo XX buscaron la ruptura con la tradicional idea de la estética, de la unión entre la belleza y el arte. El mensaje es lo esencial, y prevalece sobre las formas. Y en las corrientes más radicales (como en el llamado arte conceptual), se pone en duda la necesidad de que exista un objeto material (un cuadro, una escultura, una fotografía…) como resultado de la creación artística. Yves Klein (Francia, 1928-1962) construyó su obra en torno a dos elementos: el color absoluto y el vacío. En su primera obra, “firmó” simbólicamente el cielo con su dedo. Y en su “Estado de materia prima de sensibilidad pictórica estabilizada. Zona de sensibilidad (El vacío)”, de 1958, no hay propiamente obra, sino una estancia que invita a la “exploración de su ausencia”. Piero Manzoni (Italia, 1933-1963) expuso en 1960 su obra “Aliento de artista”, que consistía en unos globos que el artista hinchaba. Y el año siguiente creó “Esculturas vivientes”, obra que consistía en firmar los cuerpos de personas, que quedaban convertidas así en obras de arte vivientes. Salvatore Garau (Italia, 1953-) ha creado ya tres de la serie de siete obras inmateriales en las que está trabajando. Tras “Buddha in contemplazione” y “Afrodita que llora”, ha vendido recientemente su obra inmaterial (invisible) “Io sono” por 15.000 euros, indicando las condiciones para su correcta exposición (en un lugar libre de obstáculos con un espacio de 150 x 150 cm). En su artículo “La desmaterialización del arte” (1968), John Chandler y Lucy R. Lippard reflexionaban sobre cómo en el arte conceptual la creación artística deja de materializarse en un objeto y se convierte en un instrumento de análisis. Se cita en ese artículo a Joseph Schillinger, que definía esta “última” etapa de la evolución artística como la “desintegración del arte”. Me encantaría saber vuestra opinión sobre la idea de la desintegración del Arte. Feliz día.
El arte inmaterial
- Reflexiones
- 27/12/2022