Teoría del Arte

por Ana Melo

Pintura y fotografía

Pintura y fotografía

Cuando se produce una novedad relevante, un gran descubrimiento, algunos aspectos de la realidad existente sufren “efectos colaterales”: el correo postal con el e-mail, la prensa escrita con internet, el teléfono fijo con los móviles… Otras veces, sin embargo, las novedades no canibalizan lo preexistente, sino que se produce una especie de simbiosis en la que ambos, el “invento” y “lo clásico”, conviven y se refuerzan mutuamente. Cuando a mediados del siglo XIX apareció la fotografía, algunos vieron en ella el final de la pintura. El naturalismo, el realismo y el respeto a los postulados del arte neoclásico marcaban la pintura de la época, cuyo fin máximo era la representación fiel de la realidad. Siendo así, estaba claro que la fotografía ganaría esa batalla. La realidad, sin embargo, fue bien distinta. Por un lado, la fotografía supuso un hito importantísimo, por no decir esencial, en la evolución de la pintura. Y ello no sólo porque el nuevo soporte permitía al pintor tener una imagen fija sobre la que trabajar su representación, sino porque, en cierto sentido, le liberaba de la “carga” de representar fielmente la realidad. Sin esa responsabilidad, el pintor podría dar rienda suelta a su creatividad y plasmar en sus obras su visión de la realidad, sin más reglas que seguir que las de sus emociones y su mensaje. Dijo Delacroix que lo que el pintor ve y representa no puede ser plasmado por medios mecánicos. Así, a medida que la fotografía se consolidaba, nacían los “-ismos” (modernismo, impresionismo, expresionismo, cubismo, surrealismo…) que, a la postre, constituyen el origen del arte moderno y contemporáneo. Pero también la pintura tuvo si influencia en la fotografía. Pronto aparecieron fotógrafos que no buscaban representar la realidad objetiva y fiel, sino que, por el contrario, usaban su técnica para mostrar su mirada subjetiva y personal de la realidad. Aparece así el pictorialismo, quizá el origen de la actual fotografía artística en la que, como en la pintura moderna y contemporánea, prima el mensaje sobre la imagen. En aquel momento, la fotografía abandonaba la categoría de “técnica” y alcanzaba la de arte. Feliz día.

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