Reconozco que me interesa mucho la psicología; todo lo relacionado con las emociones, los sentimientos y la gestión de ambos me parece un mundo fascinante. El Arte es, ante todo, emoción. Cuando se discute sobre lo que tiene que tener una creación para ser considerada artística hay muchas opiniones, pero en mayor o menor medida todas coinciden en que el arte tiene que emocionar. En el caso de las artes plásticas, esa capacidad de emocionar descansa en una parte importante en el uso del color. También con relación al color encontramos clásicas “discusiones” (como la de Newton y Goethe), pero creo que todos aceptamos que los colores nos producen efectos psicológicos (alegría, tristeza…) y fisiológicos (frio, calor…). Eva Heller, en su “Psicología del color”, entraba de lleno en el análisis de los efectos que los colores producen en las personas. En su trabajo, de perfil muy ”científico”, se analizan los datos obtenidos de una encuesta realizada a 2000 personas con la finalidad de buscar patrones que expliquen esos efectos. La lectura de Psicología del Color puede resultar algo pesada (yo no he llegado a terminarlo), pero está repleto de ideas que invitan a pensar. Entre ellas, quizá la más profunda es que, para Heller, las emociones y sentimientos que provocan los colores no descansan en factores subjetivos sino que en experiencias universales derivadas del simbolismo psicológico y la tradición histórica. La “base científica” de esta afirmación hace temblar mi idea de que los efectos de los colores son propios de cada espectador y responden, principalmente, al estado de ánimo. Sin embargo, lo que quería contaros del libro es la reflexión general con que comienza (¡no hay que leerlo entero!). Dice Heller que “las personas que trabajan con colores deben saber qué efectos producen los colores en los demás” y que “quien nada sabe de los efectos universales y el simbolismo de los colores y se fía sólo de su intuición, siempre será aventajado por aquellos que han adquirido conocimientos adicionales.” El color es un “arma de emociones” y el buen artista es quien sabe manejarlo. Feliz día.